Sentado en su mesa,
empina la copa,
licor del mas amargo,
barato como sus ropas,
tan bohemio el hombre,
que cuentas sus proesas,
sus virtudes y sus penas,
cansado ya de tanto andar,
se sirve otro trago en aquel bar,
sigue contando para quien,
si no hay nadie,
mas que el mozo y la botella,
se levanta y grita,
con furor espiritual,
ya no tengo nada,
ni nada por que andar,
se sienta de nuevo, y mira alrededor,
otra botella mozo, del mismo ron,
engulle, sus tristeza en una copa mas,
es la alcoholemia que le sigue,
la alcoholemia no se va.
empina la copa,
licor del mas amargo,
barato como sus ropas,
tan bohemio el hombre,
que cuentas sus proesas,
sus virtudes y sus penas,
cansado ya de tanto andar,
se sirve otro trago en aquel bar,
sigue contando para quien,
si no hay nadie,
mas que el mozo y la botella,
se levanta y grita,
con furor espiritual,
ya no tengo nada,
ni nada por que andar,
se sienta de nuevo, y mira alrededor,
otra botella mozo, del mismo ron,
engulle, sus tristeza en una copa mas,
es la alcoholemia que le sigue,
la alcoholemia no se va.
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